Atlas se encontraba ante la oportunidad de conquistar el segundo lugar general. Con el triunfo de Tigres sobre América no había posibilidad de ir por el liderato, a menos que obtuviera una goleada escandalosa de ocho tantos contra el León.
Por lo tanto, la consigna era a los Esmeraldas para asegurarse la segunda plaza que le diera la oportunidad no solamente de elegir horario, sino de enfrentar a un rival más a modo. Con el empate, los Zorros tenían de contrincante a Pumas, pero con la derrota se quedó con 32 puntos, bajó al tercer lugar, y ahora chocarán ante el Santos, con la opción de que Pumas derrote este domingo al Atlante por cuatro goles de diferencia.
La afición estaba lista para la fiesta. Nada les quitaría ya el placer de estar instalados en una Liguilla seis años después, pero también esperaban una victoria sobre la Fiera para llegar con más furia a los Cuartos de Final.
El partido no era sencillo. Daba la impresión que los rojinegros estaban prevenidos para no enfrascarse en discusiones estériles contra el árbitro Marco Rodríguez, quien ha mantenido una rivalidad con el técnico Tomás Boy.
El "Jefe" decidió colocar un cuadro con varias modificaciones en relación a sus partidos más recientes. Dejó en la banca a Leandro Cufré y a José Luis Chávez, y Omar Bravo fue reservado para la Liguilla. Hubo novedades como Alonso Sandoval como volante derecho, Isaac Brizuela por izquierda, y Lucas Ayala también reapareció.
León, ya eliminado, sin nada qué pelear, se notó mejor en su funcionamiento y exhibió debilidades de los rojinegros.
Sin Cufré en la cancha, la defensa se notó titubeante, y más el portero Miguel Pinto, quien tuvo salidas erráticas, e inclusive intervenciones poco ortodoxas como el rechace de un disapro con el pecho.
El grupo de Gustavo Matosas jugó como aquel equipo que sorprendió en el torneo pasado, tocó por toda la cancha, y se lucieron elementos como Matías Britos, Eisner Loboa, y hasta Édgar Pacheco, quien desde su salida del Atlas ha pasado inadvertido primero con Tigres y ahora con León.
Al '54, el dominio del León se reflejó en un solitario tanto de Matías Britos al '54 para el 0-1 definitivo.
Atlas se despidió de la fase regular con una derrota, no pudo alcanzar el segundo lugar general, pero la satisfacción de clasificar seis años después nadie se la arrebata a una afición tan sufrida como la Fiel.
Y es por eso que la Barra 51 lucía una manta que decía: "Gracias Jefe Boy".
Ese grupo de animación sólo había idolatrado a un técnico: Ricardo La Volpe. Pero hoy la figura de Tomás los ha conquistado, por ello le cantan: "¡Olé, ole, Tomás, Tomás!", y después, "¡Poropopo, poropo, es el equipo del Jefe Boy!".
Pero no sólo hubo cantos para el timonel, sino para los jugadores emblemáticos como Cufré, y Pinto.
Sí, el estadio Jalisco es una fiesta. No importa la derrota ante el León. Se salvaron del descenso, y ahora regresan a una Liguilla por el título.
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