El americanismo está de fiesta; la vida les sonríe porque las Águilas dejan atrás los sinsabores y vuelven a una Final en el Futbol Mexicano, luego de seis años de no saborearla.
El América se impuso 2-1 al Monterrey, que no pudo levantarse del 2-2 de la ida de las semifinales y, con todo merecimiento espera a su rival por el título del Clausura 2013 que surgirá de la llave entre Cruz Azul y Santos este domingo.
En el Clausura 2007, Luis Fernando Tena llevó al equipo emplumado a la final que a postre perdió ante el Pachuca. Hoy tiene una nueva oportunidad de coronarse, gracias al buen planteamiento, aunque a la vez riesgoso, del partido ante los Rayados.
Los capitalinos apostaron por el contragolpe y les resultó. Después de un primer tiempo sin goles, en el complementario, Raúl Jiménez, de penalti, y Christian Benítez pusieron delante a su equipo 2-0. Aldo de Nigris acortó distancias al '92.
CON PLANTEAMIENTO RIESGOSO
Pocos esbozos de hambre de triunfo mostró el América en la primera parte. Con el 2-2 de la ida, el equipo capitalino le apostó a un contragolpe sintiéndose con ventaja. Un arribo de Raúl Jiménez fue la única aproximación peligrosa del conjunto que dirige Miguel "El Piojo" Herrera; al minuto 12, el delantero mexicano tenía todo para anotar, pero se equivocó en la definición; desaprovechó la buena oportunidad de marcar el primer gol del partido, en tanto que los Rayados retomaron aire y empezaron a cambiar las cosas en la cancha.
Los norteños tomaron la iniciativa del encuentro que les cedían las Águilas. El equipo anfitrión decidió que el contragolpe era la mejor arma para conseguir su objetivo de anotar, más allá de arriesgarse a que el rival se le fuera encima, como sucedió.
Los Rayados se fueron al frente en posesión del esférico, confiando plenamente en la dupla peligrosísima de Humberto Suazo y Aldo de Nigris, quienes tuvieron en jaque a las Águilas, que jugaban con fuego. Los capitalinos contaron con suerte, ya que los regiomontanos tenían más tiempo la pelota, pero carecían de profundidad. Pocas veces pusieron en serios aprietos a la zaga azulcrema y al mismo portero Moisés Muñoz, aunque el peligro era latente.
>p> El marcador estático reflejó lo que pasó los primeros 45 minutos en la cancha, no así la posesión del balón que fue toda de los Rayados, una consecuencia de la estrategia que América le aplicó a Pumas en los Cuartos de Final, cuando sabiéndose con la ventaja de la ida, echó líneas atrás y confió en su letal ataque encabezado por el ecuatoriano Benítez, quien no tuvo nada claro para hacer daño.
Lo negativo para las Águilas fue la lesión de Paúl Aguilar, quien abandonó la cancha al minuto 42.
La parte complementaria tenía que mejorar ostensiblemente; además, la afición así lo esperaba, pues el partido tenía mucho desgaste físico e intensa lucha, pero poca brillantez.
Al minuto 59, Benítez le ganó la espalda a los zagueros visitantes, por lo que el portero Jonathan Orozco, quien hoy reapareció tras un partido por lesión, salió al achique, y lo hizo muy bien. El peligro se esfumó en esa acción, pero ya no fue posible que pasara lo mismo en la siguiente.
Al 61', el defensa argentino José María Basanta se barrió alocadamente, derribó a Rubens Sambueza en el área por el lado derecho y el árbitro marcó de inmediato el penalti de rigor.
Raúl Jiménez se alistó para cobrar la falta y el campeón olímpico lo hizo de maravilla: le pegó al balón con la derecha y lo mandó al lado contrario a donde se tiró Orozco.
El 1-0 aclaraba el panorama. América tenía todo a favor, a diferencia del Monterrey, que se le venía el mundo encima por su necesidad de golear para modificar el rumbo de un partido, pero ya difícilmente podría hacerlo. Las Águilas ganaban y en sus desplazamientos se notaban esa confianza y seguridad de que tenían la sartén por el mango.
Sólo era cuestión de que cayera el primer gol para que los atacantes capitalinos, ya que en un contragolpe al 82', Benítez marcó el 2-0, el que lapidaba las ilusiones del Monterrey. El ecuatoriano avanzó a velocidad por el centro, hizo una pared con Jiménez y tras recibir la pelota mató sin piedad por abajo.
Los Rayados no bajaron los brazos, aunque ya no había tiempo para buscar el empate, aunque sí para anotar el gol de la honra. Al 92', los dirigidos de Vucetich cobraron una falta pasando la media cancha que De Nigris de media vuelta se encargó de meter a la portería de Muñoz, tras el servicio de Luis Madrigal.
El encuentro no dio para más. América se imponía 2-1, con un marcador global de 4-3, y está en la final merecidamente, bien conducido por el Piojo Herrera.
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