Alumno o no, Miguel el Piojo Herrera cambió los papeles y le dio una lección de maestro al argentino Ricardo La Volpe, ya que el Atlante fue goleado 4-0 por el América, que se confirma en la punta del Torneo Clausura 2013 con paso perfecto: 9 de 9. Por su parte, los azulgrana siguen sin sumar y siguen en el sótano de la competencia.
En 90 minutos, las Águilas volaron muy alto en la cancha del estadio Azteca. Hicieron un juego redondo en todos los sentidos, gracias al doblete de Raúl Jiménez y las anotaciones de Jesús Molina y Cristian Benítez, quien marcó en la parte complementaria.
VENDAVAL AMARILLO
El Atlante jamás imaginó que el destino le tenía una tarde negra en el estadio Azteca, ahí donde torneos atrás había sido el mandón sobre las Águilas.
Hoy las circunstancias se dieron de tal forma que el equipo anfitrión tomó el control de las acciones, ya con Francisco el Maza Rodríguez como titular en la línea de cinco, y sin Paúl Aguilar, quien por causas personales (murió su suegra) estuvo ausente en el juego.
Fueron los Potros los que abrieron fuego, demostrando que aun como visitantes respetarían su estilo de juego ofensivo y un poco al filo de la navaja. El argentino Joaquín Larrivey sacó un zurdazo metros afuera del área grande, que atajó bien Moisés Muñoz.
Después de esa intentona, las Águilas iniciaron su vuelo; se convirtieron en un vendaval sobre el área azulgrana que redondearon con el primer gol de los tres que llegarían en la primera parte.
Fue Jesús Molina quien abrió el marcador al minuto 10 con un remate con la cabeza a centro de sambuena. El regiomontano marcaba su segundo tanto del torneo, tras anticipársele al goleador Esteban Paredes. La pelota pegó en el poste izquierdo de Villalpando y se metió a la portería visitante.
Un gol no decía mucho; lo que dejó claro que los Potros se equivocaban en su planteamiento tras verse en desventaja. Los azulgrana adelantaron líneas, un tanto desbocados, lo cual se tradujo en un juego cómo para los capitalinos, que mediante el contragolpe supieron aprovechar los muchos espacios que encontraron en toda la cancha.
Así que Molina tuvo su segundo tanto en un contrarremate; Benítez mandó su disparo al travesaño y luego tuvo dos mano a mano con Villalpando, pero fue en el segundo cuando perdió el balón que encontró Raúl Jiménez para empujar al minuto 30. El 2-0 reflejaba lo que sucedía el el partido, las Águilas estaban bailando a los Potros, cuya defensa y media cancha se debilitaba cada vez más.
El dominio americanista era abrumador, en tanto que el técnico Ricardo La Volpe se amachaba y no hacía modificaciones ni táctico no de nombres en la cancha.
Neciamente como lo ha sostenido siempre: el bigotón se moría con la suya, mientras que el Atlante perdía 2-0.
Rubens Sambueza se perdía una oportunidad y luego Miguel Layún, quien desde la zaga se agregaba al ataque.
Los azulgrana estaban desfundados no solamente en líneas, sino anímicamente. Así lo demostraron con el 3-0 marcado por Jiménez, quien hacía su doblete al 37', luego del servicio de Sambueza.
La parte complementaria siguió por el mismo tenor, aunque bajó la intensidad del juego. El Atlante reacomodó líneas, fue más ordenado defensivamente, con un cambio en la zaga. En tanto, las Águilas ya no fueron tan ofensivas; fueron más cuidadosas, aunque tuvieron para hacer por lo menos tres goles más del único que marcarpn. Layún bombeó una pelota ante la portería sola; el lateral falló feamente.
Luego Benítez cabeceó con potencia al larguero. Se perdía otra clara oportunidad de que el triunfo del América fuera más holgado.
Los azulgrana tuvieron un par de arribos a la meta de Moisés Muñoz, con disparo de Paredes y de Larrivey, pero Moisés Muñoza sacó de un manotazo el balón enviado por el argentino.
No obstante el par de cambios de La Volpe, ofensivamente no fructificaron, aunque la última línea mejoró mucho, más allá de la anotación de Benítez al 79'. El ecuatoriano anotó con un zurdazo que Villalpando no pudo parar.
Pudieron haber sido cinco los goles de las Águilas, ya que al minuto 62 le fue anulado un gol a Diego Reyes por estar adelantado a la hora del remate.
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