Con Antonio Torres Servín como técnico interino (¿recibirá otra oportunidad en 2013?), Pumas venció 3-2 al Atlante, en un partido rodeado de morbo. Los contendientes buscaban una misión imposible: golear y ser objeto de un milagro que les pusiera en la fiesta grande.
Pero nunca dieron pie de imaginar algo así, pues el partido no tuvo un gran ritmo y solamente por momentos subió de intensidad. Lo que sí consiguieron los Potros es que el chileno Esteban Paredes se coronara como goleador, ya que anotó el primer tanto de su equipo e iguala a 11 con el ecuatoriano del América, Cristian Benítez.
Con la victoria, Pumas llega con 23 puntos y los Potros a 20, y ambos se van de vacaciones.
LO INTENTARON, PERO...
Con la necesidad de anotar cuatro goles para hacer el milagro de calificar, el Atlante metió a fondo el acelerador desde el primer minuto y anotó nada menos que por conducto del chileno Esteban Paredes, quien también salió con la idea de marcar por lo menos un gol para obtener el título de goleo en su primer torneo en el futbol mexicano.
El ansiado gol tempranero de los azulgrana cayó al 5' con un disparo bombeado de Paredes a pase de Calvo, en detrimento de Pumas, que también saltó a la cancha del Olímpico Universitario urgido, pero de ¡seis anotaciones!
Antes, el propio Paredes había recortado a varios universitarios y cruzado su disparo ante la sorpresa del anfitrión que salió un tanto destanteado y poco a poco se fue metiendo en tan importante partido.
Pumas empezó a tener el balón y al 17' en un tiro de esquine tuvo cerca el empate, con un cabezazo de Martín Bravo que en la raya sacó Guagua.
Javier Cortés por la derecha y Jaime Lozano por el otro lado intentaba abastecer a sus atacantes con balones que Emanuel Villa nunca tuvo. Al argentino se le nota un poco desmoralizado; ya no le salen las ganas, pues ésas se las acabó Mario Carrillo durante sus ocho partidos en el timón.
Quien tuvo los arrestos para definir de gran manera fue Luis Fuentes, quien desde el lateral derecho subió y fuera del área se acomodó el balón y sacó un zurdazo a media altura que el portero Jorge Villalpando no logró alcanzar en su lance a su izquierda, al 30'.
Aprovechando la inercia de su ofensiva, 10 minutos después Pumas le dio la vuelta al marcador, anotando a balón parado el 2-1. Cobró un tiro de esquina Cortés y en el primer palo apareció Marco Antonio el "Pikolín" Palacios, quien remató picado con un cabezazo, ante el cual reaccionó tarde el guardameta azulgrana. El triunfo parcial de Pumas no le ayudaba en nada a sus aspiraciones de entrar a la liguilla, pero de alguna forma se despedía con cierta dignidad con 23 puntos. Pero los Potros antes del medio tiempo por poco y empatan, con un tiro al poste de Óscar Rojas.
En la segunda parte, los universitarios prescindieron de Villa y Antonio Torres Servín mandó al campo a Eduardo Herrera, quien había hecho goles en la era de Carrillo.
Pero Ricardo La Volpe también quería el triunfo, aunque primero había que buscar la igualada. El argentino hizo un par de cambios y uno de ellos le dio resultado de inmediato. En un desborde por la izquierda, Sergio Nápoles provocó el empate; llegó hasta el fondo, centró y en un remate inesperado "Pikolín" Palacios fue quien mandó la pelota al fondo de la portería defendida por su hermano Alejandro. Al minuto 51, el zaguero desvió el centro con la testa y concretó un autogol. Lo que le faltaba a los universitarios: que un elemento propio les acuchillara.
El 2-2 no les servía a ninguno de los dos, algo que desde casa el Monterrey les agradecía. El encuentro se convirtió en una intensa lucha. El juego era de ida y vuelta, aunque había desorden, pero muchos deseos de hacer el gol de la diferencia, sobre todo por parte de Pumas que dos veces tuvo en jaque al Atlante, con intentona peligrosa de Cortés, que dos veces le desvió Guagua, y una más de Herrera de media vuelta que salvó de gran forma Villalpando. Antes, Paredes había desperdiciado el gol que le hubiera coronado en Ciudad Universitaria. Aal chileno le pusieron el balón con la cabeza para que lo metiera y él respondió con un rebanón al 64'.
Pero ahora ya no se jugaba por la liguilla, sino por orgullo. Los Universitarios tuvieron más la pelota y pisaban el área constantemente. Y así, encimando a los Potros, al 76' Bravo anidó el esférico en la mera del equipo visitante, con un cabezazo. Y ya no hubo más.
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