Primero con un tiro de zurda que cruzó a Cirilo Saucedo; menos de tres minutos después con una jugada que terminó con el gol de Carlos Peña.
Pero el juego tuvo un principio y fue el sonido local el que comenzó con un grito de guerra para demostrar "por qué León es la mejor afición de México". El estadio soltaba la garganta que había contenido 10 años sin gritos en liguilla de primera división.
Los primeros 45 minutos hubo poco que contar en la cancha La primera emoción de reflectores llegó desde la banda izquierda. Sebastián Maz se levantó y remató de cabeza por encima del travesaño de Saucedo.
Maz, el jugador que tiene la fuerza de un acorazado, luchaba como siempre, pero no podía dar el toque preciso.
Minutos despues, apareció de nuevo con una zurda que rozó el poste derecho de Saucedo. El partido estaba trabado.
El León, enjundioso, empujaba, pero era complicado rebasar la defensa de Tijuana, que acomodaba una línea de cinco atrás y que Durante algunos minutos esperaba con todos sus hombres detrás de la línea de medio campo. Sólo Duvier Riascos esperaba alerta, como el felino que sabe que tendrá una oportunidad para cazar en la noche.
En los últimos minutos del primer tiempo Alfredo Moreno sustituyó a Riascos como punta solitaria e inquietó dos veces. Al ataque no había mucho más.
El segundo tiempo comenzó también trabado. El Tijuana marcaba muy bien y el León no encontraba respuesta. Entonces llegó Othoniel y cambió la lógica del juego.
Cuando Tijuana se dio cuenta ya perdía 2-0 y parecía tarde para quemar las naves. Los ajustes no alcanzaron. El suspiro triunfal se escuchó hasta la avenida López Mateos.
La suerte del León ha cambiado mucho en un torneo. Hoy cambió en menos de un minuto.
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