Este sábado Cruz Azul fue sometido en el Estadio Azul por el superlíder Tigres de la UANL, que llegó para hacer su partido con un motivado Tito Villa y terminó alargando su racha como el equipo invicto de la campaña, además de aumentar su cuenta de puntos en la tabla, donde llegó a 20.
En tanto, los cementeros no supieron cómo hacer valer su condición de local ante el oficio y la disciplina táctica de su contrincante, para terminar estancándose con diez puntos, después que la semana pasada perdiera el invicto con Pachuca.
Emanuel Villa, quien había dicho a su llegada a la ciudad de México con el conjunto felino que no sabía si celebraría en caso de anotar, anduvo fino y certero, con las ganas que quizá no le vimos en sus últimos meses como cruzazulino.
El delantero goleador del Clausura 2013, recibió aplausos de una mitad del estadio y chiflidos de la otra cuando se escuchó su nombre por el sonido local. Era evidente lo que el jugador quería anotarle a su ex equipo y dejar patente quién era quién en el futbol mexicano.
De esta manera, muy pronto llegó el gol por parte del Tito, cuando en el cobro de un tiro libre de Lucas Lobos, que anticipadamente había recibido una falta de Amaranto, el balón fue al travesaño y en el rebote la firmó el delantero argentino.
Tras la anotación, el Chaco Giménez intentó convertirse en el motor de los cementeros, pero sus disparos de larga y media distancia no fructificaban.
En un principio el partido lució parejo, de ida y vuelta, pero cada vez que tomaba la pelota Tigres, se pronosticaba peligro en la meta de Corona.
De hecho, si bien la porra "Sangre azul" trató de presionar a su equipo con aquello de que "desde hace mucho tiempo que la vuelta yo quiero dar", en el minuto 26, después de algunas insulsas llegadas de los cementeros al área de los Tigres, llegó un garrafal error de Gerardo Flores, quien se resbaló y dejó que Damián ingresara al área, recortara a Perea y metiera disparo que rechazó Jesús Corona, pero en el rebote otra vez "oportunamente" apareció Villa para anotar.
Después de esto, el partido bajó un poco de intensidad, pues aunque los cementeros seguían intentando llegar a la meta defendida por Palos, Tigres estaba cómodo con la ventaja y apretó en la marca hombre a hombre, así que a cada ofensivo de la maquina le caían tres o cuatro defensores para hacerle difícil su transitar, o bien, despojarlo de la pelota.
Hacia el final de la primera parte ya solamente se vieron desesperados intentos de ataque de los cruzazulinos, que se fueron al descanso con sonora rechifla.
LA MÁQUINA NO LA PUDO METER
Los felinos regresaron con muchos bríos, lo que tal vez no esperaban los cementeros, cuya zaga lucía nerviosa y Corona fue empleado a fondo desde los primeros minutos, pues tuvo que hacer un gran esfuerzo para salvar su meta apenas en el minuto 3.
Cruz Azul estaba manifestando con el correr del tiempo un gran desgaste físico en su afán de disminuir la ventaja del rival. De este modo, en el minuto 58 finalmente cayó el tanto que tanto estaba buscando el Chaco Giménez, quien se encontró un balón en el área tras un par de botes para mandar un riflazo que terminó incrustándose en las redes.
Ya con Bertolo y Barrera en la cancha, la Máquina mostraba un poco más de profundidad, pero no era fácil pasar a la defensa universitaria, lo cual estaba generando que las oportunidades de gol se diluyeran apenas la pelota lograba pasar los tres cuartos de cancha.
Entonces Memo Vázquez se animó a arriesgar dándole juego al Chuletita Orozco, quien estuvo desacertado, al igual que sus demás compañeros de ataque, lo cual terminó generando las ya clásicas e inútiles arremetidas de los cementeros que a la postre no le redituaron nada.
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