El triunfo sobre el Defensor Sporting de Uruguay era imperativo para conservar intactas sus posibilidades de vida en la competencia internacional. Una derrota lo dejaba en estado de coma y ahora se encuentra en franca recuperación hasta donde le alcance.
Y si antes a los jugadores rojiblancos se les notaba dudosos, llenos de pánico en la cancha lo que se traducía en fallas infantiles en conceptos elementales como los servicios a poca distancia. Pero la noche de este martes en el estadio Omnilife se apreció a un grupo de futbolistas que recobraron lo que habían perdido: la alegría que corresponde sobre todo a un conjunto tan joven.
Y el primero en destacar en la inercia que trae Chivas fue alguien que estaba presionado por la exigencia: Carlos Fierro. El delantero campeón del mundo de la Selección Sub 17, y goleador de dicho representativo por fin pudo estallar su artillería en un partido oficial del Rebaño (no de Primera División como lo dijo el sonido local al felicitarlo).
Carlos abrió el marcador para el 1-0, y aparte disfrutó al máximo, como lo hicieron sus talentosos Jesús Sánchez y Omar Arellano al tomar posesión del balón y enloquecer a los marcadores charrúas lo que provocó la emoción de los 14 mil aficionados.
Chivas jugó el resto del encuentro con cautela, prefirió consentir a su rival que inquietó poco, lo que deja en claro que pese a evidente ascenso hay detalles por purificar en un enfermo que por lo menos ha salido de la terapia intensiva.
El Rebaño sigue con vida en la Libertadores al llegar a 4 puntos y saltar de último lugar del Grupo 7 al tercero.
La siguiente cita es contra el Deportivo Quito el 28 de marzo.
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