Pero de súbito, en tiempo complementario se marcó un penal dudoso que cobró con un derechazo Humberto el Chupete Suazo, quien de último momento le dio un sufrido empate a los Rayados.
El encuentro de la ida de la gran final del futbol mexicano pasó por sangre. Los defensas Severo Meza, por el equipo local, y Aarón Galindo por el visitante, terminaron la primera parte con aparatosas cortadas, producto de un choque en busca de la pelota. El visitante requirió de cinco puntos de sutura en la cabeza.
En otro encontronazo, pero con el portero Jonathan Orozco el propio Peralta sacó una cortada en la boca que nunca paró de sangrar.
Lo cierto es que no hay nada para nadie todavía, luego de una lucha sin cuartel que pasó de la igualada durante más de 60 minutos, a la victoria lagunera y a un cierre trepidante que puso el marcador final de 1-1.
UN CERO SIN QUEJA
Las expectativas se cumplieron. Rayados y laguneros no dieron lugar a la queja de nadie. Se enfrascaron a una lucha, primero de media cancha, y luego de ida y vuelta en ambas porterías.
Gozamos de todo en este primer duelo: aproximaciones peligrosas balones en el palo, roces y hasta fallas arbitrales que desembocaron en un partido emocionante.
Si bien la primera parte no fue tan lucida, con pegadas marcaciones e intensa lucha, poco a poco los protagonistas se fueron deshaciendo del nerviosismo y cada cual adquirió la postura más conveniente a sus intereses.
Empezamos a ver un juego parejo, con dos equipos dispuestos a buscar la portería contraria, aunque sin desbocarse, pues finalmente se trataba de la ida, cuando la estrategia cobra gran importancia y hay tiempo para medir cada paso que se da.
Al inicio, el superlíder intentó replegarse, pero con base en la respuesta del rival fue adquiriendo peligrosidad cuando buscaba las descolgadas. Los laguneros pisaron el área rayada con más tamaños, sobre todo con intentonas del jugador del momento Oribe Peralta, siempre respaldado por el colombiano Darwin Quintero y por el otro lado del ecuatoriano Cristian Suárez.
Los Rayados no se quedaron atrás con un potente cabezazo incómodo de César el Chelito Delgado, que fue sacado con la punta de los guantes por Oswaldo Sánchez. Por un costado, también Severo Meza intentaba empujar a su equipo.
Y llegó la primera jugada dudosa del juego. Al Santos le anularon un gol que era legítimo al 30', ya que si bien el central Baloy había empujado a un rival previo al tiro de esquina, el árbitro Mauricio Morales pitó la aparente falta tras el cabezazo del propio panameño. Un remate cruzado del español Marc Crosas, el hombre importante de la media cancha de los laguneros, y otro más de Luis Pérez fue lo más sobresaliente en el cierre del primer tiempo.
POR TODO
El Monterrey regresó a la cancha con todo, sabiéndose el obligado a meter el primer gol y, por ende, a abrir más sus líneas.
Al minuto 50, el Chupete Suazo prendió el balón un poco precipitado y lo elevó, ansioso por ser el anotador de ese gol que les abriera el camino del triunfo. Pero no contaban que el Santos luchaba por lo mismo. Oribe traía locos a los zagueros y en un descuido se llevó a Hiram Mier y sacó un tiro por la derecha.
Los roces aparecían y daban pie a las amonestaciones. Lo importante es que prevalecía el afán por tener la pelota y llevarla a mejor puerto.
Un cañonazo del Chupete, a pase de Aldo de Nigris, quien estaba de espalda al marco, merecía ser más que una aproximación.
Enseguida el Hachita Ludueña mandó un zurdazo que pegó en un palo; todos saboreamos ya el golazo, que no se concretó al 56'.
Los dos equipos atacan, aprietan, pero el Santos es quien saca la mejor parte por su determinación, más allá de que Ángel Reyna y Neri Cardozo ya están en la cancha. Y cuando los Rayados parecían tener el control del juego, los laguneros sorprenden con un pase largo de Crosas que Perata recibe fuera del área para rematar de media vuelta no sin antes sacarse de encima a José María Basanta al minuto 69, un verdadero golazo donde Jonathan Orozco nada pudo hacer en la portería.
El triunfo era inminentemente santista, pero no, el Monterrey no estaba muerto y comenzó una labor al frente que no podía concluir de otra manera que no fuera con el gol.
El cambio defensivo (Santiago Hoyos) por un ofensivo (Ludueña) del Santos no evitó que los locales se levantaran. Si bien al Chupete le ganaba la precipitación, fue quien finalmente le dio vida a los Rayados.
Sobre el chileno fue la falta de Baloy en el área, la cual le permitió al mismo Chupete cobrar el penalti con un derechazo al 93', que casi alcanza Oswaldo.
A Baloy le perdonaron la tarjeta roja, pues llegó tarde a la jugada y merecía la segunda amarilla.
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